Aunque el amamantamiento dista mucho de ser una relación económica, sus implicaciones en la economía son importantes ya que se reflejan en el entorno familiar y en el ámbito macroeconómico.
Profundizar en el impacto de la lactancia materna en la economía de un país pasa necesariamente por reconocer en la leche materna un recurso económico valioso que forma parte de la riqueza natural de la nación, y que ha sido deliberadamente ignorado por las estructuras de poder, al punto de prácticamente desaparecer en los años 70 en Estados Unidos y algunos países de América Latina.
Cuando los Estados, gobiernos y pueblos comprendan que la leche materna tiene un valor económico tan importante como los cultivos de maíz, trigo, como la producción de carne, vegetales, etc., que constituyen la alimentación de millones de seres humanos en el mundo, en ese momento comenzarán a invertir tiempo, esfuerzo y dinero en el rescate de una práctica cuya capacidad de generar bienestar económico y social resulta incalculable.
Es evidente que el reconocimiento del valor de la leche materna y del amamantamiento humano como práctica que genera prosperidad no le conviene a un sistema capitalista y patriarcal, y dentro de él, a la industria de alimentos para bebés responsable de crear de manera artificial la necesidad de alimentar a los bebés con productos industriales a base de leche de vaca, constituyéndose en el principal enemigo de la lactancia materna.
Siendo la fórmula infantil un producto altamente consumido en nuestro país, constituye una parte importante de la realidad que vivimos, realidad que está vinculada a otro elemento económico fundamental que se refiere a los costos económicos y sociales de “alimentar” a los/as bebés con fórmulas infantiles.
Recordemos que los costos de no amamantar no recaen únicamente en las madres, padres e hijos/as, sino en la sociedad en su conjunto. Cuando un país presenta una tasa de lactancia materna exclusiva de 26% (promedio para los primeros 6 meses), como es el caso de Venezuela, el costo de no amamantar se traduce en un asunto de interés colectivo. Aunque la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas no lo reconocen como tal, los riesgos a la salud provenientes del consumo de fórmulas infantiles, sin duda representan uno de los principales costos de no amamantar.
Además de la carga que representa la compra de fórmulas infantiles para la economía familiar, los tratamientos de las enfermedades ocasionadas por la fórmula infantil también generan costos importantes que son asumidos por el sistema público de salud en su mayoría.
La protección de la lactancia materna como forma de alimentación y práctica sociocultural nos obliga a conocer con profundidad como opera el mercado de fórmulas, quienes son los principales actores y cuáles son las relaciones de poder que se esconden tras la producción, distribución y venta de fórmula infantil.
Profundizar sobre la relación entre lactancia y economía nos permite reconocer una de las contribuciones socioeconómicas más importantes de las mujeres a la sociedad, resaltar la importancia de la práctica de la lactancia materna para el bienestar de la población y visibilizar la necesidad de que las políticas públicas protejan la lactancia materna de su principal enemigo: la industria de fórmulas infantiles.
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