14.7.13

Amamantar en libertad, la mejor receta para ser felices

Amamantar es mucho más que alimentar, es brindar consuelo, refugio, seguridad, calor, es dar y recibir amor, es garantizar la vida. Tal vez uno de los aspectos que menos se conoce del amamantamiento es su poder de comunicación.

Cuando nuestr@s bebés nacen y hasta que comienzan a hablar, su principal forma de comunicar sus necesidades es a través de sonidos, miradas, caricias, gestos, movimientos, sonrisas. Lamentablemente en nuestra sociedad se piensa que l@s bebés sólo se comunican a través del llanto.

Much@s de nosotr@s no estamos acostumbrad@s a comunicarnos de esa manera, o al menos entender la comunicación en ese sentido más amplio. Tal vez por primera vez nos vemos en la necesidad de entender un mensaje distinto, único, que nos está expresando un ser especial. Para poder comunicarnos con nuestr@ bebé debemos interpretar ese mensaje, y eso requiere que estemos muy atent@s, dediquemos tiempo, observemos pacientemente, pongamos todo nuestro interés en ir descubriendo, descifrando.

¿Qué es lo que está tratando de comunicarnos nuestr@ bebé? ¿Qué tipo de necesidades tienen l@s bebés? Una clave para responder esa pregunta es pensar en nuestras propias necesidades. Nuestr@ bebé es un ser humano, con necesidades afectivas. Más allá de las necesidades fisiológicas, está la necesidad de ser abrazad@, de estar acompañad@, de un beso, una caricia, de sentirse segur@, amad@, de escuchar el latido de nuestro corazón. ¿Acaso estas no son necesidades legítimas? 

Quien conoce esas necesidades afectivas es nuestr@ bebé. Y la única manera de que nosotras las madres podamos entenderlas es con el contacto permanente, es conociéndonos, a través de la relación única e insustituible que permite el amamantamiento.  

Cuando se amamanta, se construye una relación, cuyo primer elemento es la comunicación. Bebé mira a mamá, la toca con su mano, le sonríe con sus ojos, le dice que él o ella está bien, que la ama, que está seguro, que está tranquila. 

Para construir una relación se necesita tiempo, cercanía, libertad. Tiempo para conocernos, para descubrirnos. Estar juntos es indispensable. Conocer a otr@ sólo es posible si miramos atentos, si escuchamos con atención, si dejamos de lado los prejuicios, las valoraciones externas. Si estamos abiert@s a la experiencia de enamorarnos.  

De eso se trata la lactancia en libertad, es un tiempo de enamoramiento con nuestr@s bebés, es un tiempo precioso de construir una nueva relación con el ser más importante del mundo. No es tiempo perdido. Es tiempo que necesitamos, tanto él o ella, como nosotras.  

Es también el único mecanismo que le permite a la madre descubrir las necesidades de su bebé. Por eso al inicio, amamantar es muy frecuente, muy cerquita. Y como toda relación humana, poco a poco, va cambiando. Esa relación no puede ser mediada por terceros ajenos a nuestra vida cotidiana. Por eso nos gusta más hablar de lactancia en libertad que lactancia a libre demanda.  

No dejemos que otros dicten, normen, reglen la relación con nuestr@s bebés.

¿Qué significa en libertad? Alejarte de la necesidad de medir. Es dar teta sin importarte la hora, ni cuanto toma, ni si acaba de tomar o no…es dar teta cada vez que tu bebé te lo pida con ese lenguaje especial que tiene. 

¿Qué implicaciones tiene la lactancia en libertad? 

Asegura el mecanismo perfecto de producción de leche materna,
Interviene en la cantidad y composición de la leche materna
Previene complicaciones en las mamas,
Prolonga la duración de la lactancia materna,
Bebé más feliz, mamá y familia más felices,
Facilita el establecimiento del amamantamiento,
Permite “aprender más rápido” las técnicas de agarre del bebé al pecho. 

¿Cómo manejar la lactancia en libertad? 

Entrégate a la experiencia,
Vive el aquí y el ahora,
Saber que pasa muy rápido ayuda mucho,
Organizarse en casa y pedir apoyo para otras tareas y para cuidar hij@ mayores resulta imprescindible.


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